Noticiar

La Corte en el ojo de la tormenta


10 de junio de 2025

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Daniel Casas

Si la Corte Suprema de Justicia falla contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner puede conseguir el milagro de la unidad que los propios dirigentes no consiguieron o no quisieron gestionar.

Los cortesanos, si finalmente confirman la prisión e inhabilitación para presentarse a cargos electivos de la principal dirigente política de los últimos 20 años, romperán con un código no escrito al tomar una decisión que cambia el rumbo de la política en medio de un proceso electoral.

Se pondrán en el ojo de la tormenta, por una vez, y para un importante sector de la ciudadanía serán la confirmación de que el Poder Judicial está corrompido desde la cabeza hasta sus últimos estamentos, con alguna honrosas excepciones, claro está.

En paralelo, el todavía hipotético fallo de la Corte alinearía las acciones y los discursos políticos en dos grandes corrientes, una a favor y la otra en contra, que al fin de cuentas estamos en la Argentina.  Los justicialistas de todo pelo y las fuerzas aliadas, e incluso las que no están cerca para se atienen a los códigos de la división de poderes y otros beneficios que promete la democracia liberal, irán desde la reivindicación sin beneficio de inventario de todo lo actuado por CFK, con la consecuente denuncia de proscripción, al cuestionamiento de las formas y de la erosión del sistema político y social que impulsa el gobierno de Javier Milei.

La propia Cristina, desde el lugar en que finalmente deposite su humanidad, va a ser la principal portavoz del discurso opositor. Como dijo el consultor y analista político Carlos Fara un fallo que la saque del menú electoral puede incluso tener “un efecto búmeran entre quienes -aunque ya no se la bancan- la votarían en sus mesas (impugnando el voto) para darle un mensaje de enojo al gobierno nacional”.  

 Desde los sectores libertarios, con su discurso provocador y muchas veces irracional, harán efe en la lógica de que “el que las hace las paga” y tratarán de acercar al redil al electorado que, lo saben, los votó por hartazgo de las estructuras políticas tradicionales, sin pensar o detenerse a entender cuál era la propuesta.

Dirigentes periféricos del kirchnerismo, como el exradical Leopoldo Moreau, diputado nacional del bloque Unión por la Patria, anticiparon que la respuesta a un fallo contra Cristina será “multipartidaria” y vendrá incluso del exterior. De hecho, el dirigente adelantó que "hubo comunicación con Lula (el presidente de Brasil, Luiz Lula Da Silva)” y que hay hay una declaración de condena ya firmada del Grupo de Puebla, que es un nucleamiento de dirigentes progresistas cuyas decisiones no son vinculantes y, por lo tanto, sus afirmaciones suelen ser una sanción moral sin consecuencias de peso.

“Va a haber acciones internacionales, no vamos a dejar pasar esta proscripción", agregó Moreau, quien de todas formas se esperanza con que el trío de jueces de la Corte no se dejen “manipular” por el poder político.   La pregunta ante escenario, todavía hipotético, es si esa tajante divisoria de aguas puede incomodar a un gobierno que mide todo en términos electorales. 

Si se habla de CFK y sus gobiernos se habla de un pasado que en cierto modo explica la llegada de los libertarios al poder. Instalar el discurso en ese pasado saca del foco cosas del presente que incomodan, y mucho, al gobierno, como la situación del Hospital Garrahan, por ejemplo. Pero sobre todo saca el eje del debate del futuro, que aunque baje la inflación y algunas variables parecen dar bien, la pregunta de qué pasará cuando se acaben los dólares del FMI y nada mas salga de los colchones, es una incógnita que ni los economista afines se animan a develar. Que haya reprimendas de las fuerzas progresistas de hispanoamérica o condenas de instituciones como las mismísima Iglesia  Católica, que ya fueron escuchadas y archivadas, el gobierno libertario no le mueve el amperímetro.

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