¿Les queda nafta a las estaciones de servicio?
30 de agosto de 2021
El presidente de CECHA, Gabriel Bornoroni, analiza el sector tras la pandemia y la necesidad de tomar medidas para reactivar la venta de combustibles.
Por primera vez en mucho tiempo, el paÃs empieza a pensar en un escenario de pospandemia. La caÃda en los casos y el mayor grado de movimiento en las calles permiten ver un gradual, aunque lento, regreso a esa vieja normalidad que tenÃamos antes de la llegada del Covid-19.
Las discusiones legislativas dejan a un lado la crisis sanitaria y uno de los puntos que comienza a aparecer en agenda es la nueva ley de hidrocarburos, que delinea el panorama del sector para los próximos veinte años. Una ley clave, vital, a la que le hace falta todavÃa la voz de las Estaciones de Servicio, que en definitiva son las que van a hacer llegar al consumidor final, al ciudadano argentino, el hidrocarburo transformado en combustible lÃquido o gaseoso.
El sector de los estacioneros brinda empleo de calidad a más de 65.000 personas y sus familias en las 5.015 estaciones de servicio. Ofrece sueldos muy competitivos y durante los últimos diecisiete meses hemos puesto el hombro a la pandemia, trabajando desde el primer dÃa como servicio esencial, cargando los tanques de ambulancias y camiones cuando las calles estaban desiertas.
Hemos contribuido con mucho esfuerzo desde nuestro lugar para poder colaborar en este momento tan complejo, manteniendo abiertas nuestras playas con ventas que se desplomaban hasta un 92% durante el principio del aislamiento. Para la enorme mayorÃa, han sido meses a pérdida. Algunos han tenido que endeudarse para mantenerse abiertos. Desde Cecha, la Confederación que nuclea a las federaciones y cámaras de todas las provincias, trabajamos a destajo para llegar al dÃa de hoy sin estaciones cerradas, un éxito que se logró con muchÃsimo esfuerzo e ingenio.
Los números de ventas muestran que comienza a verse el rebote y mejores perspectivas. Además de la Ley de Hidrocarburos, hay enormes debates que comienzan a tomar forma sobre el futuro de nuestra actividad, algunos tan revolucionarios como el desembarco de los autos eléctricos o a hidrógeno hasta el cambio de matriz energética. Como estacioneros, queremos tener voz en todas esas discusiones. Estar sentados en las mesas donde se toman las decisiones que afectan nuestra actividad y al público general, ese que conocemos mejor que nadie porque confÃa en nosotros a diario para cargar combustible.
Pedimos discutir la rentabilidad de nuestro sector, pensando estrategias que permitan mirar hacia delante y mejorar los márgenes de ingresos para ponernos nuevamente de pie. Precios competitivos, sin congelamientos y descongelamientos que finalmente terminan perjudicando tanto al estacionero como al ciudadano. Antes de la pandemia arrastrábamos dos años de recesión, y hoy todavÃa no podemos recuperar los volúmenes de venta previos a la llegada de la pandemia. Es un escenario complejo, pero tenemos ideas para salir adelante.
Invitamos a las petroleras, al Estado, a los sindicatos y los entes reguladores a imaginar el futuro, que se acerca rápidamente y nos obliga a pensar escenarios disruptivos, donde habrá que apostar. E invertir. Lo único que no puede ocurrir es agarrarnos con el tanque vacÃo.