EconomÃa circular y energÃa: el impacto positivo de revalorizar hidrocarburos usados
15 de mayo de 2025
Es momento de poner en discusión sobre qué hacemos con los residuos que genera la actividad en general y en particular, qué hacemos con el aceite lubricante usado (ALU) y los hidrocarburos usados.
En un escenario global marcado por una creciente demanda de combustibles y energÃa y a su su vez por la urgencia de promover una producción y un consumo sostenible, es momento de poner en discusión sobre qué hacemos con los residuos que genera la actividad en general y en particular, qué hacemos con el aceite lubricante usado (ALU) y los hidrocarburos usados, presentes en el engranaje productivo de una sociedad.
El aceite lubricante lo usan desde las grandes y pequeñas industrias hasta los camiones, micros y autos que circulan por el paÃs. Este año está previsto que se produzcan 44 mil millones de litros de aceite lubricante en el mundo y se proyectan que para 2029 ese número ascienda a 52 mil millones, producto del crecimiento del parque automotor.
Como contracara y ante este contexto de crecimiento de demanda, resulta preocupante el impacto ambiental que puede ocasionar su mal tratamiento a la hora de descartar. Un solo litro de aceite desechado al mar contamina un 1 millón de litros de agua y tarda entre 10 a 15 años en degradarse por completo.
Ante este panorama y bajo el paraguas de la economÃa circular, la revalorización del ALU se convierte en clave para avanzar en la recolección y recuperación de este tipo de residuos, garantizando su correcto tratamiento y transformación en bases lubricantes, combustibles livianos y especializados para su reutilización por parte de la industria.
Utilizando tecnologÃa de vanguardia, su revalorización permite minimizar el impacto ambiental en cada etapa del proceso. Por ejemplo, al recolectar y reutilizar el aceite se logra un 100% de recuperación y se evita que este residuo peligroso termine en lugares no deseados como basurales a cielo abierto, cursos de agua o quemado en forma directa en calderas industriales.
En cuanto a la producción, mientras que se requieren 140 litros de petróleo crudo para obtener un litro de base refinada, solo se necesitan 3 litros de ALU para producir un litro de base lubricante re- refinada. Este enfoque no sólo ahorra recursos, sino que también contribuye a la conservación del agua, reutilizando la que se extrae del aceite en el mismo proceso.
La eficiencia del proceso de revalorización del ALU es óptima, ya que se recupera el 100 %, obteniendo además de bases lubricantes, combustibles pesados y especialidades. El mismo proceso se puede aplicar con combustibles contaminados, como los que se generan en fondos de tanques, slop y barrido de lÃneas en la industria petrolera; para convertirlos en nuevos combustibles livianos y pesados. O con tintas y solventes industriales contaminados que pueden ser recuperados en su pureza y efectividad y reinsertados en el mercado.
Los resultados son impactantes: se logra reducir las emisiones de partÃculas finas en un 90% y las emisiones de CO2 en un 80% y se reduce hasta en un 87% en comparación con la producción de aceites base vÃrgenes.
En sÃntesis, la recuperación y transformación de aceites e hidrocarburos industriales se presenta como una estrategia de triple impacto. Contribuye con la sostenibilidad del planeta, al preservar nuestros recursos naturales; representa un ahorro significativo en divisas para el paÃs, al permitir la sustitución de importaciones; y por su impacto social, porque promueve la generación de empleo genuino.
Creemos firmemente que abordar estos desafÃos ayudan a fomentar un presente con conciencia sobre la importancia del uso eficiente de los recursos naturales y a colaborar con la construcción de un futuro más limpio.