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Kulfas “Argentina no termina de entender la necesidad de pragmatismo en el escenario internacional”


22 de junio de 2025

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Daniel Casas

En una entrevista a Noticiar, el ex ministro analiza las perspectivas del país en un contexto en acelerado cambio y cuestiona fuertemente la falta de políticas productivas del gobierno de Javier Milei.

Matías Kulfas es economista, doctor en Ciencias Sociales y un reconocido experto en políticas productivas. Fue ministro de Desarrollo Productivo durante la primera mitad del gobierno de Alberto Fernández, cargo que dejó en el marco de las confrontaciones internas que marcaron a esa gestión. En su nuevo libro “Producir en la nueva globalización”, analiza las perspectivas del país en un contexto internacional en acelerado cambio. Cuestiona fuertemente la falta de políticas productivas del gobierno de Javier Milei y expone qué rubros, en un futuro aun hipotético, pueden ser motor de una reactivación. 

—La primera conclusión que surge de la lectura de tu libro es que Argentina está en estos momentos en sentido opuesto a lo que lo que planteas como necesario para producir y crecer, amplia esa idea, por favor.

— Sí, lo que planteo es que el nuevo escenario mundial requiere un montón de estrategias que son muy intensivas en políticas públicas. Necesitas política industrial, geopolítica estratégica, un relacionamiento internacional pragmático con las grandes potencias, diversificar tus mercados. Todo esto no se resuelve de ninguna manera con la espontaneidad del mercado. En ese sentido, el gobierno actual va claramente a contramano de la historia. Uno puede ser muy crítico con estas posiciones del liberalismo económico, del neoliberalismo. Puede, en todo caso, entender que hubo contextos particulares, como fue el momento de auge de la globalización en los ‘90, o incluso en los 2000, donde ese tipo de posicionamientos podía tener algunos dividendos.Yo siempre he sido crítico a esta posición, pero podía entender los dividendos que podía darte la dinámica del acuerdo de libre comercio en ese escenario. Cuando Milei habla de hacer un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, está hablando de algo que no existe, porque Estados Unidos no quiere acuerdos de comercio con nadie. Al contrario, lo que está haciendo es definiendo estrategias de aumento de ganancias de manejo bilateral, una guerra abierta acá en China, y nuevos posicionamientos geopolíticos en general en el mundo. Por eso digo que lo de Milei es claramente anacrónico y no tiene nada que ver con las tendencias mundiales de los últimos años. 

— Pero, en paralelo, Milei se ha transformado en una figura internacional, en este esquema de derechización de sectores importantes de las políticas de muchos países. ¿Qué lectura hacés de eso? 

—Hay que diferenciar dos cosas. Por un lado está la agenda de una derecha global, que es una agenda más política, y llamémosla anti-woke, para sintetizarlo en un término. Esa es una agenda reaccionaria que se opone al avance de las políticas inclusivas, que yo creo que son muy positivas. Hablo de derechos de las minorías, de igualdad de género,de la discusión ambiental, climática, una posición superadora, productivista que cuide el ambiente. Pero si bien Milei es una figura que conecta a esos espacios de derecha, no quiere decir que tenga la misma mirada en la política económica, porque en ese enfoque de las nuevas derechas,  al menos algunos sectores, tienen una mirada muy nacionalista; un nacionalismo que diría que está ciertamente rancio, un poco anacrónico.

—Un ejemplo sería el caso de Vox, en España.

— Sí, sí, totalmente. Y agrega una mirada anti inmigración. Ahora, esa realidad no tiene nada que ver ni con el enfoque de política económica de Milei ni con el nacionalismo. Milei no tiene un solo pelo de nacionalismo. Dentro del nacionalismo hay diferentes versiones, y rescato muchas de ellas, pero Milei no hace nada por defender la soberanía argentina en las Malvinas ni se preocupa por un montón de aspectos que son clave para la posición nacional del país, para el proyecto nacional. Entonces, en ese sentido, me parece que Milei, a raíz de la popularidad que ha ganado en los últimos tiempos, en algún punto es utilizado por esa nueva derecha para difundir la parte de la agenda que más les conviene, sobre todo la agenda anti-woke. Pero en la gran mayoría de los temas, buena parte de esos gobernantes de la nueva derecha no hacen en materia económica lo que hace Milei, sino todo lo contrario.

— Desde tu experiencia como ministro y como estudioso del aparato productivo, ¿Qué ítems, qué rubros tiene Argentina para ser buenos y ser competitivos? 

— Hay varios desafíos. Uno, que es clave, tiene que ver con desarrollar todas las industrias concatenadas a los recursos naturales. Es decir, no vender sólo petróleo, gas, litio y cobre, sino también tener un sector industrial que provea tecnología para extracción de hidrocarburos y minería y le agregue valor a esos recursos naturales. Un segundo elemento es que hay un montón de industrias tradicionales, y acá incluyo desde alimentos hasta la madera, textiles, acero, aluminio, etcétera, donde hay mucho para modernizar, progresar y agregar valor. Y ahí parece que la nueva tecnología 4.0 puede ser la punta del ovillo como para darle un nuevo salto productivo. Y después agregaría, entre otras cosas, lo que tiene que ver con la economía del conocimiento. Argentina tiene un potencial enorme. Se ha desplegado bien en lo que es software, servicios informáticos, audiovisuales, biotecnología. También hay un punto de intersección entre lo que es ciencia, tecnología y producción, donde el país puede especializarse todavía más como un gran productor, exportador de servicios, y para que todos esos servicios que se generen, mejoren la productividad del sector industrial argentino.

En la presentación de su libro junto a Juan Gabriel Tokatlian y Jairo Straccia.

En la presentación de su libro junto a Juan Gabriel Tokatlian y Jairo Straccia.

— ¿El multilateralismo es una herramienta válida? ¿Dónde estamos y hacia dónde necesitamos ir?

—¿Dónde estamos? Estamos mal porque me parece que Argentina no termina de entender esta necesidad de pragmatismo en el escenario internacional. Hoy tenemos un presidente totalmente alineado con Estados Unidos, al único efecto de obtener algunos beneficios financieros, sobre todo por el lado de los préstamos del FMI. Eso es todo, porque a nivel comercial esto no genera ninguna ventaja, y a nivel de inversiones tampoco. Ahí hay un primer error. Tampoco estoy de acuerdo con los que dicen que hay que aliarse con bloques contrahegemónicos, porque tampoco creo que una alianza sin demasiada negociación, por ejemplo con China, genere beneficios. Lo que hay que hacer en todo caso es negociar en base al proyecto que uno tiene. Como diría Seneca, aquel viejo filósofo del Imperio Romano, ningún viento te va a llevar a buen puerto si no sabes a dónde querés ir.  Por ejemplo, si se quiere desarrollar la cadena del litio y ser un país que produzca autos eléctricos junto con Brasil, bueno, necesita sentarse a negociar con firmeza con aquellos países que están dispuestos a invertir  en Argentina en toda la cadena, no solamente en la extracción primaria del litio. Hay que hacerla, pero también negociar qué otro paso más se puede dar en la cadena. Esto implica no alinearse con uno u otro bloque hegemónico, sino ver quién ofrece mejores condiciones, y generar acuerdos sobre esa base y no a partir de prejuicios ideológicos o pseudo teorías.

 

— Cada postura tiene consecuencias, entonces.

— Sí, por supuesto, porque la verdad es que además generan resultados ambiguos. Creo que hoy Milei está interesado en acuerdos con Estados Unidos, ahora su política económica a quien más beneficia es a China, que es el principal destino de las exportaciones de Argentina. La política de apertura del actual gobierno, el desarme de los (mecanismos) antidámpicos, porque ni siquiera hay mecanismos de protección de la industria nacional frente a lo que es, a todas luces, competencia predatoria, ya que muchas veces importaciones que llegan por debajo del costo de producción, simplemente con el fin de antiinflacionario, entendiendo que la estabilización va incluso a costa de un daño productivo bastante grande que puede generar serios prejuicios para la Argentina en el futuro. 


—En la Cancillería las embajadas de primera son las europeas, las de los países donde culturalmente tenemos más lazos, pero los negocios están en Asia ¿habría que rever la política comercial exterior de Argentina?

— Sí, sin duda. Efectivamente hay un montón de gente, de funcionarios de carrera en Europa, que es un continente maduro, que crece obviamente muy despacito porque tiene un nivel de vida muy alto y no tiene motores de crecimiento muy fuertes. La verdad es que conseguir negocios de exportación e inversiones en Europa hoy es muy trabajoso y no rinde sus frutos necesariamente, cuando en realidad creo que buena parte de los negocios futuros del país están en el continente asiático. No sólo en China, agrego Vietnam e India, que es muy importante y que está en fuerte crecimiento, y también el continente africano, donde hay un montón de países que están creciendo de manera más acelerada, aun con sus dificultades, y donde Argentina tiene la oportunidad de vender tecnología, de vender obviamente algunos productos primarios, y de vender un know-how productivo. Ese es un capítulo importante que hay que rever a futuro. 

— ¿Los BRICS, aunque están tardando mucho en arrancar, son una apuesta viable? 

— No tengo dudas de que hay que estar en esa mesa sentados. Estar ahí te garantiza tu desarrollo, porque eso va a depender en buena medida de nuestro propio proyecto y de nuestra habilidad para negociar con diferentes sectores, lo que nos permita optimizar las condiciones para exportar más, para conseguir más inversiones, etcétera. Hace poco un internacionalista muy importante me decía que o formás parte de esas mesas o formás parte del menú, entonces me parece que hay que estar en esas mesas. Muchas veces se pueden tener posiciones distintas, contrapuestas, discutir, pero lo que no se debe hacer es no estar, y menos aún por posiciones ideológicas, como lo que ha hecho este gobierno. Hubiera sido un gran logro del gobierno anterior haber finalmente encontrado la puerta para entrar a los BRICS, creo que ha sido un gran retroceso de este gobierno haber salido de esa posibilidad.

—¿Cómo ves la coyuntura política actual a partir de la condena de Cristina Fernández de Kirchner, que generó una fuerte reacción popular?

— Bueno, es evidente que las discusiones nacionales por diferentes  motivos no están girando en torno a lo estratégico, sino a otro tipo de cuestiones, con toda lógica. Es evidente que hay muchos elementos de la condena de Cristina que son cuestionables, y que entonces obviamente el peronismo tenga esa preocupación, pero hay temas de alta relevancia para el destino del país que pasan a segundo plano justamente por esta coyuntura, tan marcada por estas urgencias.

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