“Inseguridad electoral”: un fen贸meno repetido en Argentina
04 de julio de 2025
Lo verdaderamente grave es que este uso electoralista de la inseguridad no tiene como fin resolver el problema, sino explotarlo.
En cada proceso electoral reaparece con fuerza una vieja estrategia: instalar la inseguridad como el gran tema de campa帽a. Se agita el miedo, se polariza el debate y se construyen candidaturas sobre la base del enojo social. Lo hemos vivido muchas veces. Pero en este presente tan cr铆tico, el fen贸meno se vuelve a煤n m谩s insoportable.
Porque ya no se trata solo de discursos duros o spots provocadores. Hoy la inseguridad se transforma, en manos de ciertos sectores, en un instrumento de manipulaci贸n pol铆tica.
Patricia Bullrich, Jos茅 Luis Espert y otros referentes construyen su capital electoral a partir de frases de impacto, recetas simplistas y promesas de mano dura. Mientras tanto, los municipios seguimos enfrentando solos una realidad que ellos usan como bandera pero que no conocen en profundidad.
La inseguridad no necesita m谩s relato. Necesita decisiones. Pero las decisiones no llegan desde el Gobierno nacional, que cada vez se retira m谩s del rol que le corresponde. No hay una pol铆tica federal de seguridad. No hay una mesa de trabajo real con intendentes, gobernadores y fuerzas federales. No hay inversi贸n sostenida en prevenci贸n. Y lo m谩s preocupante: no hay una visi贸n de conjunto.
Desde hace a帽os venimos denunciando el retroceso del Estado nacional en esta materia. Nos enfrentamos a un modelo de pa铆s donde la Naci贸n se desentiende, mientras los municipios asumen el costo pol铆tico, humano y financiero de la inseguridad.
Los gobiernos locales son los que dan la cara ante cada delito, los que contienen a las familias, los que patrullan con recursos propios, los que instalan c谩maras, compran m贸viles, capacitan personal y ponen en funcionamiento centros de monitoreo. Y aun as铆, lo hacen con herramientas limitadas y muchas veces sin marco legal que los respalde.
Esta descoordinaci贸n entre niveles de gobierno no es solo ineficaz: es peligrosa. Porque frente a una ciudadan铆a desesperanzada, los espacios vac铆os que deja el Estado son ocupados por soluciones m谩gicas, por discursos punitivistas, por candidatos que prometen lo imposible. As铆, la inseguridad se convierte en el tel贸n de fondo de campa帽as cada vez m谩s violentas y menos democr谩ticas.
La inseguridad electoral es, en definitiva, una se帽al de alarma para la democracia. Porque cuando la pol铆tica deja de construir soluciones colectivas y empieza a jugar con el miedo de la gente, lo que est谩 en riesgo no es solo la seguridad, sino tambi茅n el futuro.